Vie. Abr 26th, 2024
Jessica Rodríguez, Licenciada en Trabajo Social y practicante de pole dance desde el 2014, nos escribió hace unos meses dándonos a conocer su punto de vista de esta actividad. ¿Cómo es interpretado el pole desde lo social? ¿Cuál ha sido el impacto de esta disciplina en la sociedad? Sigue leyendo:
La Práctica del Pole Dance ha sido una disciplina que históricamente había sido rechazada socialmente, los prejuicios y tabúes evitaban que se observaran los beneficios corporales, conductuales y mentales que brinda a las participantes. Hoy día esta disciplina se ha convertido en una de las actividades favoritas de muchas mujeres y también de algunos hombres, pero de esta manera se puede evidenciar el rol protagónico que ha adquirido la mujer y el hombre, en desprenderse de prejuicios y temor del qué dirán por probar y gozar de los beneficios del Pole Dance. Es muestra de cómo ha evolucionado por ejemplo en Venezuela la idea de que una barra vertical + una persona forman un elemento tan interesante que lo convierten en coreografías, acrobacias y hasta gimnasia, gracias a un tremendo esfuerzo fitness. 
Socialmente seguirá siendo un tema tabú (especialmente para generaciones más antiguas), seguramente por los antecedentes que preceden esta práctica, sin embargo, también es muestra de la evolución social, de la capacidad de adaptarnos a nuevos cambios, a nuevas ideas y maneras innovadoras de ejercitarnos y sentirnos bien con nosotros mismos. Es una práctica en la cual la mujer se valora a sí misma, porque implica algo más que estar en un máquina de gym, es confiar en ti, en tu cuerpo, saber que el movimiento, la inversión, la trepada que harás dependerá de ti misma para no arriesgar tu cuerpo. El Pole Dance requiere concentración y aptitudes para aprender cada día de entrenamiento, las cuales demostraremos con actitud; actitud que en muchas oportunidades conlleva una cuota de sensualidad, porque por el simple hecho de ser mujer trasmitimos sensualidad. He aquí, entonces muchos pensamientos que suelen dudar si es un deporte o es simplemente un baile erótico. Pues no, es una disciplina deportiva, es una sumatoria de fitness y en muchas para no decir todas las oportunidades con danza, es un arte aéreo y hasta en piso, que requiere entrenamiento, pasión y creatividad como lo tienen todas las poledancers que he conocido.
Esa sensualidad que puede trasmitir la mujer, es innata, pero también depende de la intencionalidad que se tenga. En este sentido el pole dance no es el único: si una mujer lo desea también puede desbordar su sensualidad a través de la danza árabe, a través de una bachata o incluso la salsa. En estos bailes de manera tan profesional también evidenciamos movimientos atractivos tanto del hombre como de la mujer. La diferencia radica posiblemente como dije anteriormente en los antecedentes de la práctica. Pero el ser humano está en la capacidad de adaptarse a cambios sociales y culturales, adquirimos conocimientos y culturas de otros lugares y los hacemos propios porque nos apasiona y consideramos que genera algún beneficio en la sociedad. Por ende considero que el Pole Dance, llegó hace más de una década (a Venezuela) para quedarse y rebozar seguramente muchas otras formas de entrenamiento que tienen los hombres y mujeres hoy día, es una muestra de un desarrollo social más aún cuando además de leer los beneficios de la práctica, lo vives, lo disfrutas, más que todos porque es un ciclo. Si descubres que puedes subir a una barra vertical, sostener con tus brazos todo tu cuerpo y más aun estar de cabeza sólo agarrada con tus piernas y la única que garantiza que no te caigas eres tú!, pues sabes que lo que requieres es seguridad en ti misma, seguridad que te hará sentir mejor en otros ámbitos de tu vida, te alimenta el autoestima, te hace quererte y valorarte más y saber que los únicos morados que estas dispuesta a tener en tu cuerpo son los que te hiciste producto de tu esfuerzo y pasión y no producto de una baja autoestima que te hace sentir dependiente o menos delante de otra persona.
En fin, este ciclo de beneficios (físicos, sociales, conductuales) al que me refiero, lo reflejas en tu familia, en tus hijos, en tu pareja, porque cuando la persona se siente bien consigo misma, su gente, su alrededor lo percibirá y querrá contagiarse de eso”.
Jessica se ha desempeñado en el área de Responsabilidad Social Corporativa, implementando programa de desarrollo comunitario (especialmente zonas populares), ofreciendo herramientas que permitan su autogestión y mejor calidad de vida, principalmente a mujeres que llevan la jefatura de su hogar.

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