Mié. Abr 24th, 2024

Que es erótico, no apto para todo público y que su fin último es lograr que quien lo ejecuta se quite la ropa. Eso es quizá lo que muchos piensan sobre el baile del tubo, mejor conocido como pole dance. Pero es precisamente esa la idea que quieren desmotar las caraqueñas que se han sumado a la práctica de una disciplina que ahora no solo gana adeptos dentro de los gimnasios sino que también se muestra en áreas públicas.

Y es que el tubo policromado que se usa en el estudio es sustituido por el asta de una bandera, un poste para piñatas o por alguna señal de tránsito en la práctica del pole urbano. La mirada asombrada de unos, o el silbido de otros son las reacciones típicas de quienes ven a una dama subirse a un tubo y sostener, con una pierna o un brazo, el peso de todo su cuerpo.

“Yo voy por la calle viendo qué tubos pueden servir”, dice Ermelinda Maglione, quien ha mostrado sus movimientos en sitios como el parque Generalísimo Francisco de Miranda, el parque de Cumbres de Curumo o calles de Prados del Este.

Tiene casi dos años en la práctica, al igual que su compañera Keryne Esté, quien asevera: “El tabú se quitó. Desde hace tiempo este ya no es el baile de noche que se veía en bares”. Aumento de la confianza y al autoestima son algunos de los beneficios mentales que reporta la práctica; mientras que la flexibilidad, tonificación y pérdida de peso, son la ganancia en el tema físico. Sin embargo, también se obtienen moretones y quemaduras debido a que el soporte entre la persona y el tubo es su propia piel. “Se usan pantalones cortos y tops para agarrarte con las piernas y la barriga, no por exhibicionismo”, acota Franleska García.

Escoger un sitio público donde practicar pole dance dependerá siempre de poder garantizar la seguridad personal y encontrar tubos con el material y grosor adecuado (de entre 45 y 50 mm de diámetro). Si se logran las dos cosas, hay que olvidarse de la pena e iniciar los movimientos como si se tratara de una rutina de ejercicios.

Aunque el pole dance puede practicarse en la calle, aprenderlo requiere instrucción especializada puertas adentro en uno de los ocho institutos en los que hoy se dictan clases en Caracas. Maglione agrega que en un año se ha triplicado el número de sitios que forman en esta disciplina, la cual debe ser impartida por hombres o mujeres certificados en la Federación Mundial de Pole Dance.

El costo depende de la academia, y va de Bs. 400 a 900 por mes. En niveles básicos se aprende a dar giros alrededor del tubo; en el intermedio, a trepar; y en el avanzado, el objetivo es lograr inversiones y caídas libres. Un curso que brinda certificado dura unos seis meses, aunque la evolución depende de cada persona.

La disciplina derivó de los palos chinos, una práctica circense que implica hacer formas corporales sosteniéndose con un mástil, y a mediados del siglo pasado entró a bares como parte de shows nudistas. Hoy día gana seguidores por ser una variante de la gimnasia y reportar beneficios físicos; y durante los Juegos Olímpicos de Londres será expuesta como disciplina deportiva no oficial.

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Por Anyimar cova – El Universal

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