Jue. Abr 25th, 2024

Yo tenía 28 años y cero experiencia en algún deporte cuando alguien me dijo “¿por qué no pruebas una clase de pole dance?”. Recuerdo que fui por primera vez con pantalón largo, y me di cuenta que la cosa era en shorts y que, además, no era fácil. Salí con bastante frustración, pensando “esto no es para mí”, pero poco a poco me acostumbré a usar shorts, así como a los giros, los morados y roces del tubo. Lo que más me enamoró del pole fue que me hacía sentir segura de mí misma. Cada clase era un reto, y cada figura aprendida una reafirmación de que no existen imposibles cuando algo se quiere lograr y se trabaja para ello.

Ahora bien, lo que resultaba más difícil de lograr, al menos para mí, era hablar de mi nueva pasión. El pole dance apenas comenzaba a darse a conocer en nuestro país, había pocas academias, y por ende, pocas personas lo practicaban como deporte. Al principio escondía mis morados y decía que iba a clase de yoga, pues sabía que mis familiares y amigos lo verían como algo extraño. Pero cuando entendí que estaba practicando una verdadera disciplina deportiva que requería de entrenamiento y preparación física diaria y que me daba la satisfacción de avanzar, y cuando entendí que lo que hacía era además una forma de expresión artística, entonces fue cuando el miedo y la pena dieron un vuelco de 180 grados y, estando plenamente feliz con esa nueva parte de mi vida, me sentí orgullosa de ser pole dancer.

La frase que más me marcó entre las que recibí como feedback al comenzar a dar a conocer mi nueva faceta, fue la de alguien que me dijo al mostrarle un video de Rafaela Montanaro: “eso sólo lo logra gente que ha hecho gimnasia toda su vida”. Es por eso que amo el pole dance y es por eso que me siento tan recompensada al incluirlo como disciplina primordial en mi vida, porque me ha enseñado a obviar lo negativo, simplemente creer en mí, tener constancia y avanzar. Y poder afirmar que, incluso luego de una vida entera completamente ajena al deporte, ¡puedes comenzar a practicar pole!, y tener la certeza de que con dedicación y esfuerzo puedes llegar a convertirte en una atleta y en una artista.

¿Y tú? ¿Estás orgullosa de ser pole dancer? Cuéntanos cómo practicar pole dance cambió tu vida para mejor, y si estás de acuerdo en considerarlo un arte y una disciplina deportiva, cuéntanos qué es para ti.

Mariale Pérez González.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *